Por Ruz Vargas Manuel
Salir de Acapulco
“Quédate pues, ciudad de los palmares,
En tus noches tranquilas arrullada
Por el acento de los roncos mares”
“Y a orillas de tu puerto recostada,
Como una ninfa en el verano ardiente
Al borde de un estanque desmayada”
Ignacio Manuel Altamirano
30 de octubre de 1863
Imagen extraída del #46 de la revista Arquitectura México
(Junio 1954)
Una de las principales características del puerto de
Acapulco, es su majestuosa bahía y el espléndido paisaje tropical que la enmarca,
resaltando entre la exuberante vegetación sus altas palmeras de largas hojas,
las cuales se mueven en un constante vaivén, al compás de la brisa que emerge
del mar, invitando al paseante a descansar bajo su fresca sombra.
El presente trabajo describe de manera general la evolución
de la vivienda nativa de Acapulco, la cual se caracteriza por el empleo de la
Palmera (y los elementos que la integran), en gran parte de su elaboración,
destacando los diversos sistemas constructivos empleados en los rústicos
jacales o enramadas, herencia de las múltiples culturas (indígena, europea,
asiática y africana), que han convivido en el puerto desde el siglo XVI, a
partir del auge comercial que se dio en Acapulco con el arribo del Galeón de
Manila o Nao de China. Cuatro siglos después, el puerto vuelve a tener
importancia a nivel internacional como destino turístico, y la palmera continua
siendo un elemento importante, que ha definido el estilo de las casas de
Acapulco.
La vivienda de Acapulco, producto del crisol cultural
La evolución de la vivienda vernácula del puerto de Acapulco,
es un claro ejemplo de arquitectura efímera, emergente y evanescente,
influenciada por la diversidad cultural que ha residido en el puerto. Partiendo
del auge comercial en la época colonial hasta el centro turístico internacional
de la era moderna. Se puede detectar como las formas y los estilos de vida de
sus habitantes se ha modificado, al igual que sus viviendas, partiendo de las
rusticas enramadas ubicadas en los
arrabales de la época colonial, hasta las aristocráticas palapas de hoy en día,
características de las exclusivas zonas residenciales del puerto.
La importancia de
Acapulco como punto de reunión con fines comerciales en la etapa colonial y
centro turístico internacional en la época moderna, ha propiciado que coexistan
en la localidad diversas culturas, cada una de ellas aportando además del
lenguaje, sus costumbres y tradiciones, pero sobre todo contribuyendo de manera
especial en con sus habilidades en las técnicas de construcción.
Acapulco en
breve
Acapulco está
ubicado en la Costa Sur del Pacifico mexicano, durante la época prehispánica
formaba parte del reino yope, el cual estaba determinado por los ríos Xiquipilo
o Papagayo, Omitlán y Nexpa o Ayutla, por el oeste, norte y este
respectivamente y al sur era delimitado por el Océano Pacifico. La presencia de
los primeros asentamientos humanos en Acapulco, datan del año 2950 a.C., sin
embargo existen diversas fechas sobre el descubrimiento de Acapulco. El
historiador José Manuel López Victoria, establece que el puerto fue descubierto
por soldados españoles en la primavera de 1523, existen además crónicas de
1527, que relatan la presencia de Hernán Cortés en el puerto. Respecto a su
fundación, hay dos datos, uno hace referencia al año 1531, mencionando el
origen de un asentamiento denominado Villafuerte, en lo que hoy es el Valle de
La Sabana, el otro señala que fue en 1550, cuando arribaron un grupo de
colonizadores al puerto de Acapulco bajo el mando de Fernando de Santa Ana,
quienes se dieron a la tarea de edificar el nuevo centro de población. Las
primeras casas que se construyeron fueron de madera con techos de teja, así como
algunas de bajareque y paredes de adobe, estas se erigieron en línea recta a la
Playa Grande, para formar su población con la característica de abanico
extendido en media luna, hasta acercarse al píe de los cerros tepetatosos y
enhiestos que aprietan la parte angosta e inmediata al terreno allanado con
vistas al mar. (López, 1965:9-15)
Acapulco se abre al mundo.
La historia
de Acapulco da un giro radical, el 8 de octubre de 1565, cuando el navegante y
religioso agustino, Fray Andrés de Urdaneta, logró regresar al puerto
novohispano después de haber partido el 11 de junio del mismo año de las islas
Filipinas, estableciendo la ruta del tornaviaje, la cual permitía un recorrido
por mar seguro y en menor tiempo entre la Nueva España y el continente
Asiático. Con este derrotero dio inicio un intercambio comercial y cultural entre
las dos colonias españolas a través del Galeón de Manila, el cual transportaba
las mercancías más valiosas de su tiempo.
Con el Galeón
llegaron al puerto de Acapulco, europeos, asiáticos y africanos, quiénes junto
a los grupos indígenas nativos iniciaron un nuevo proceso de adaptación a sus
estilos de vida. Una de las aportaciones más importantes que se realizaron
durante este intercambio cultural y comercial, fue el cultivo de la Palmera (Arecaceae),
la cual tuvo una adaptación muy rápida debido a las características del suelo y
las condiciones climáticas del lugar. El origen de la Palmera es desconocido,
para algunos botánicos proviene de la costa asiática y para otros del Caribe,
actualmente se cultiva tanto en el continente asiático (India, Ceilán,
Indonesia) como en América central y meridional (México, Colombia2 y Brasil);
en África, los mayores productores de esta planta son Mozambique, Tanzania y
Ghana.
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